La Marca Bad Bunny.
Sobre como Benito Antonio Martínez Ocasio mercantiliza el individualismo en su música.
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Las ideas dominantes de una época nunca han sido otra cosa
que las de la clase gobernante.1 Karl Marx, 1848
Me hice dueño del mundo y no lo quiero soltar
Por eso no me importa un carajo.2
Benito Antonio Martínez Ocasio, 2018
Bad Bunny en Los Ángeles, California en el 11 de octubre de 2019 (Wikimedia Commons) – Foto por Glenn Francis of www.PacificProDigital.com
La discusión pública, tanto en Puerto Rico como los Estados Unidos, carece de tal grado de profundidad que uno puede desentenderse de ella por meses y no perderse nada importante. Poco después de mi primer artículo de enero de este año, tenía en mente hacer un comentario sobre la presentación del álbum Debí Tirar Más Fotos del artista puertorriqueño Benito Antonio Martínez Ocasio; mejor conocido como Bad Bunny. Dicho álbum, que fue presentado en víspera de Reyes (5 de enero), alcanzó el primer lugar en la lista de los álbumes más escuchados en los Estados Unidos vía streaming de la revista Billboard. Como no soy un aficionado al género de la música urbana, habría ignorado esta ocurrencia de no haber sido por la recepción que tuvo el álbum como un aparente símbolo de la cultura puertorriqueña. Específicamente, todos los artículos de la prensa corporativa celebraron su mezcla de géneros tradicionales puertorriqueños como la plena y la música jíbara con el reguetón. Una de las canciones de Debí Tirar Más Fotos, titulada “Lo que le Pasó a Hawaii”, incluso fue presentada como una protesta contra la gentrificación en Puerto Rico y un llamado a preservar la herencia cultural de la Isla.
Esta cobertura generó un ambiente en Puerto Rico en donde cualquier observación crítica sobre la trayectoria del artista era rechazada de antemano con argumentos tan solidos como: llamar “viejos” a los que no entendían el “patriotismo” de Bad Bunny, que el cantante le estaba enseñando su historia nacional a las nuevas generaciones de puertorriqueños aun cuando los maestros locales han estado haciendo eso por décadas y de “elitismo”. (Ramos-Perrea, 2025, 7, 8 y 10) Una serie de compromisos personales evitó que examinara este tema y se quedó en el tintero por varios meses. A pesar de ello, el anuncio hecho el 13 de enero de que el artista dará una residencia en Puerto Rico el 11 de julio de este año me da la oportunidad de analizar la trayectoria de Bad Bunny. Uno de los periódicos corporativos locales, El Vocero, estimó en enero que dicho evento tendrá un impacto de $100 millones para la economía de la Isla. Para ese mes, incluso, se vendieron 400,000 taquillas en tan solo cuatro horas y el artista añadió 9 conciertos adicionales a los 30 que su equipo ya había planificado. Todo esto nos da una idea de la acogida que ha recibido Bad Bunny entre los medios corporativos y los consumidores de la música urbana a nivel mundial.
Ciertamente, no estoy señalando estos hechos para celebrar la trayectoria del artista; sino para contextualizarla y plantear preguntas. ¿Qué hizo que Martínez Ocasio tuviera semejante acogida entre los productores de música en los Estados Unidos y Puerto Rico? ¿Qué factores hacen que la música de Bad Bunny tenga fanáticos no solo en Puerto Rico, sino a nivel mundial? Finalmente, ¿Por qué un segmento de la intelectualidad de Puerto Rico ha bautizado a este millonario como un defensor y promotor de la cultura puertorriqueña? En primer lugar, se debe aclarar que nadie puede hacer una carrera en la música contemporánea a fuerza de puro talento individual. Toda producción cultural del ser humano es el resultado de un esfuerzo colectivo. Aun en el pasado distante, los artistas dependían de: el trabajo de quienes fabricaban sus instrumentos, las lecciones de sus colegas de generaciones anteriores y la receptividad de sus audiencias. Pero en el contexto de una sociedad con clases sociales, emerge un factor adicional. Este consiste en que todo artista que desee vivir cómodamente tiene que conseguir el auspicio de las clases adineradas.
La manera en que se logra esto es reproduciendo las ideas de las clases dominantes. El ejemplo más famoso de ello es el arte del periodo Renacentista entre los siglos XV al XVII; en donde artistas talentosos competían por el auspicio de patrocinadores adinerados. Por ende, semejantes artistas estaban obligados a cultivar disciplinas tan diversas como la pintura y escultura; combinándolas con estudios históricos, anatómicos y matemáticos para crear obras cuya estética refleja al ser humano en su entorno natural. A nivel ideológico, no obstante, ese arte proyectaba las ideas de: la Iglesia Católica, la alta nobleza y los mercaderes adinerados. Por ejemplo; El Nacimiento de Venus de Sandro Botticelli fue auspiciada por el banquero florentino Lorenzo di Pierfrancesco de' Medici en la década de 1480 y representa un tema de la religión greco-romana para aumentar el prestigio del patrono. Carlos V en la batalla de Mülberg de Tiziano es una pintura ecuestre fue patrocinada por el emperador de España en 1547 para propagandizar una victoria militar. La Piedad de Miguel Ángel es una escultura de mármol que ilustra un tema del cristianismo porque fue encargada por un cardenal francés.
Muchos estarán confundidos u horrorizados con el atrevimiento de mencionar la música de Bad Bunny junto con algunas obras del Renacimiento europeo en el mismo ensayo. Después de todo, cualquiera que tome la libertad de examinar la letra de todas y cada una de las canciones en los seis álbumes de este cantante se dará cuenta que la mayoría ellas celebran explícitamente el individualismo, el afán de lucro y el hedonismo. Por ejemplo, el tema de la letra de “200 MPH” del álbum X100pre (2018) habla de sexo en la playa e ir a 200 millas por hora en un jet ski. “P FKN R” de YHLQMDLG (2020) insinúa que la criminalidad es la característica que define a Puerto Rico y la celebra. “La Droga” es una canción misógina del álbum El ultimo tour del mundo (2020) que equipara una exnovia imaginaria del cantante con una droga. Parte de la letra de “El Apagón” de Un verano sin ti (2022) dice “Que se vayan ellos” sin decir quiénes son los que se tienen que ir. También dice que “Yo no me quiero ir de aquí”; a pesar de que Bad Bunny tiene una mansión de $8.8 millones en Los Ángeles, California.
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La canción “Gracias por Nada” del álbum Nadie Sabe lo que va a Pasar Mañana (2023) se queja de la infidelidad de una exnovia imaginaria, aun cuando el acto de hacer lo que a uno quiere independientemente de las consecuencias es la idea recurrente de la letra de estas canciones. Finalmente, la premisa de “Voy a Llevarte PA’ PR” de Debí Tirar Más Fotos (2025) no dice casi nada sobre la cultura de Puerto Rico; sino que trata sobre como Martínez Ocasio se lleva una novia de vacaciones a la Isla para bailar reguetón y tener sexo. Debo destacar que no soy un moralista y no me escandaliza el contenido de la música de Bad Bunny. Lo que más me impactó, después de leer la letra de todas sus canciones, fue lo bien que su repertorio musical representa la cultura degenerada de las clases adineradas tanto en Puerto Rico como en los Estados Unidos. Mas allá de eso, no pude encontrar en estas canciones la puertorriqueñidad de la que tanto hablan los medios corporativos e incluso algunos intelectuales boricuas. El ensayo “La representación de la cultura en el imaginario colectivo puertorriqueño: Cómo Bad Bunny por medio de un intro de un concierto reescribió la historia de la identidad puertorriqueña” (2023) de Kristine Drowne es solo un ejemplo de cómo ese sector de los intelectuales interpreta al cantante.
Usando el video introductorio del concierto “P FKN R” de diciembre de 2021, la autora argumenta que Bad Bunny nos presenta un relato contra hegemónico de resistencia por medio de la afirmación de la cultura puertorriqueña. También estipula que Martínez Ocasio “ha utilizado su personaje anclado en la cultura de masas, o sea la unificación de su poder y participación en los medios de comunicación y cultura para propulsar por medio de la cultura mediática un relato cultural distinto” (Drowne, 2023) sin tan siquiera analizar el contenido de la música presentada en el concierto. Ambos argumentos condensan la tendencia, entre los intelectuales liberales puertorriqueños que endosan a Martínez Ocasio como un promotor de la puertorriqueñidad, de enfocarse en cualquier gesto de patriotismo del artista y la receptividad de su música a nivel mundial en vez de analizar el contenido de su producción cultural. De hecho, el video que la autora promueve como un discurso contra hegemónico es un mero montaje descontextualizado de imágenes que incluyen: paisajes puertorriqueños con su flora y fauna, parte de la arquitectura histórica de la Isla y deportistas boricuas.
Adicionalmente, el video nos muestra: figuras independentistas cuyas luchas contra el imperialismo español y estadounidense no son descritas en lo más mínimo, el nombramiento de Sonia Sotomayor a la Corte Suprema de los Estados Unidos (cosa que no mitiga el empobrecimiento de los puertorriqueños bajo la dominación de ese país), imágenes de trabajadores agrícolas locales del siglo XX que no ilustran la explotación que sufrían bajo las corporaciones estadounidenses y otras imágenes de resistencia descontextualizadas. El argumento culminante del video es que a “nosotros nos sale natural ser leyenda” por el mero hecho de ser puertorriqueños y que no hay necesidad de montar resistencia política contra el coloniaje. Un cínico contestaría que la intención de los capitalistas locales y extranjeros es, precisamente, convertir a la nación puertorriqueña en una leyenda del pasado distante a través de la expulsión masiva de su población y las bajas tasas de natalidad que producen tanto la gentrificación como el empobrecimiento de sus comunidades; ya que sin eso no pueden convertir la Isla en un disneyland turístico.
Es curioso que gran parte de la élite intelectual del país no ha examinado el fenómeno de Bad Bunny como un buen ejemplo de mercadeo. Dicho concepto constituye la práctica de insertar ideas generales a un producto para hacer que el consumidor crea que éste tiene más valor del que contiene en realidad. La aplicación sistemática de las mismas ideas a una serie de productos hechos por un empresario u compañía, a su vez, crea lo que se conoce como una marca. Tanto el mercadeo como el acto de fabricar una marca son dos de los aspectos más distintivos de la cultura de consumo que promueven las corporaciones. Las pinturas y esculturas renacentistas, por ejemplo, eran encargadas directamente a los artistas del momento. No eran hechas para que los individuos de otras clases las compraran porque la tecnología del momento no permitía su reproducción en masa. Según Walter Benjamín, fue el desarrollo de tecnologías como la fotografía y la cinematografía durante el siglo XIX lo que permitió la reproductibilidad técnica del arte entre las masas3 (Benjamín 2003, 40 – 41) y de ese punto en adelante, los capitalistas reducirían el arte a un producto de consumo que reflejara sus valores individualistas. El auge de la radio y la televisión durante el siglo XX; junto con el surgimiento de las tecnologías digitales y los servicios de streaming desde la década de los 1990 en adelante, intensificaron esa tendencia.
Dentro de este contexto, en donde el arte se mercantiliza para promover las ideas de la clase gobernante, el éxito de Bad Bunny se basa en su capacidad para proyectarse a sí mismo como una marca; cuyas ideas principales son el individualismo, el afán de lucro, hedonismo y actos aislados de rebeldía. La inmensa mayoría de su repertorio musical, sus maniobras publicitarias (como el video citado) y las referencias ocasionales a la realidad nacional puertorriqueña; son los medios a través del cual se mercadean estos valores a los consumidores internacionales. Su arte apela a una gran cantidad de trabajadores y desempleados a nivel mundial que buscan una fantasía de poder para escapar temporeramente de sus circunstancias paupérrimas. El artista, después de todo, nació de una familia de clase trabajadora y llegó a trabajar de bager4en un supermercado para el 2017. Pero también hay muchos miembros de las clases adineradas que aprecian la música de Martínez Ocasio porque refleja la manera en que interactúan con el mundo. Por eso es que ha recibido el auspicio del multimillonario puertorriqueño Noah Assad Byrne: quien mantiene inversiones en bienes raíces, dispensarios de cannabis medicinal, restaurantes y fundó Rimas Entertainment en el 2014. Esta corporación puertorriqueña de entretenimiento especializada en música urbana con oficinas en Estados Unidos, Colombia y Venezuela tiene un valor estimado de $1,000 millones que sale de los contratos que mantiene con figuras como Corina Smith, Karol G, Arcángel, Mora, Mickey Wooz, Amennazi, Jowell & Randy, Lyanno, Marconi Impara, Subelo NEO, Urba and Rome, Bad Bunny y muchos otros reguetoneros.5
Dado que Martínez Ocasio opera dentro de una máquina corporativa que lo obliga a mercadear su música, este artista no es capaz de trascender del estricto individualismo de su marca aun cuando intenta tocar temas de crítica social. Por ejemplo, en la canción “Maldita Pobreza” (2020) se narra la frustración de un joven que no puede socializar por falta de empleo a pesar de estar “Siete años estudiando”; lo cual expresa los problemas tangibles del desempleo y la subordinación del acto de socializar al consumismo que son comunes al capitalismo. Pero la trama se “resuelve” con un acto individual, suicida y fútil de explotar El Capitolio por parte del joven. En el caso de “Andrea” (2022), Bad Bunny habla de una mujer joven puertorriqueña que lucha para pagar la renta y quedarse en Puerto Rico mientras trata de estudiar para hacer una carrera; pero la alegada resolución de este problema yace la formula individualista del jangueo6 y la promiscuidad sexual. Finalmente, “Lo que le pasó a Hawaii” (2025) expresa correctamente que los puertorriqueños se ven en la obligación de emigrar hacia los Estados Unidos debido a la pobreza que sufren bajo la relación colonial y “quien se fue, sueña con volver”.
El cantante, no obstante, niega la capacidad de los trabajadores de resolver ese problema sistémico de manera colectiva en esta canción y nos insta a celebrar nuestra herencia cultural individualmente, cosa que no atenta contra sus propias ganancias ni las de Assad Byrne. Incluso, me atrevería a decir que Bad Bunny sabe que su rol consiste en monetizar y promover el más crudo individualismo por medio de su música y que no le importa, debido a que la letra de “Los Pits” (2023) estipula fulminantemente que:
Pudiera estar rapeando de temas profundo'
Pero llegan los cheque' y como que me confundo.
En fin, el propósito de este trabajo no es denigrar a las personas que les gusta la música de Bad Bunny. El hecho de que estamos inmersos en una cultura de consumo, que es degenerada en el sentido que refleja las ideas de las élites adineradas y no las que tiene la clase trabajadora a nivel mundial, no nos convierte en incultos ni degenerados.
Resulta lamentable, por ejemplo, que el intelectual puertorriqueño Roberto Ramos Perrea insinuó que la receptividad de la música de Martínez Ocasio entre los consumidores puertorriqueños nos convierte en una nación de ignorantes y brutos. Esa opinión aparece en un panfleto titulado Sobre Bad Bunny y la monarquía de la ignorancia (2025) y hubiese preferido que el autor se enfocara en conectar su observación correcta de que Bad Bunny “Es un producto” (Ramos-Perrea, 2025, 22 – 24) mercantilizado con las prioridades culturales de los grupos adinerados. En vez de condenas y celebraciones vacías hacia la figura de Martínez Ocasio; tenemos que analizar su música críticamente y examinar las formas en que el sistema económico imperante la produce. Debe haber por lo menos una pregunta que guie ese ejercicio necesario: ¿Será que Bad Bunny es la voz de un Puerto Rico ultrajado o de una minoría que quiere vendernos sus valores como si fuesen los nuestros?
Fuentes citadas:
Benjamín, Walter. (2003) La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Traducción de Andres E. Weikert. Mexico: Editorial Itaca. https://archive.org/details/benjamin-walter.-la-obra-de-arte-en-la-epoca-de-su-reproductibilidad-tecnica-ocr-2003/mode/2up?view=theater
Drowne, Kristine. (2023) “La representación de la cultura en el imaginario colectivo puertorriqueño: Cómo Bad Bunny por medio de un intro de un concierto reescribió la historia de la identidad puertorriqueña”. En 80grados+prensasinprisa. https://www.80grados.net/la-representacion-de-la-cultura-en-el-imaginario-colectivo-puertorriqueno-como-bad-bunny-por-medio-de-un-intro-de-un-concierto-reescribio-la-historia-de-la-identidad-puertorriquena/
Ramos-Perrea, Roberto. (2025) Sobre Bad Bunny y la monarquía de la ignorancia. San Juan: Instituto Alejandro Tapia y Rivera. https://issuu.com/iatr/docs/bad_bunny_rrp?fbclid=IwY2xjawHrpUJleHRuA2FlbQIxMQABHea9ysE8nXssI5fT1v4EdxXO3CmGv0l_UUI1TlzLSbIe9T_eRo2wgjb9mQ_aem_BXH74uhBfMZCalqa0r-Ktg
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Marx, Karl y Friedrich Engels. (2015) Manifiesto Comunista. Cuarta reimpresión. Introducción y traducción de Pedro Ribas. Madrid: Alianza Editorial. 76
Fragmento de la letra de la canción “¿Quién tú eres?” del álbum X100pre (2018) del cantante Bad Bunny.
Para saber más sobre como la tecnología moderna ha transformado la relación de la humanidad con el arte, consulte el siguiente texto: Benjamín, Walter. (2003) La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Traducción de Andres E. Weikert. Mexico: Editorial Itaca. https://archive.org/details/benjamin-walter.-la-obra-de-arte-en-la-epoca-de-su-reproductibilidad-tecnica-ocr-2003/mode/2up?view=theater
En Puerto Rico, bager hace referencia a un empacador: un empleado que pone las mercancías dentro las bolsas de los clientes en los supermercados mientras culminan la compra.
La información sobre Rimas Entertainment fue sacada de un artículo periodístico que trataba de conectar a Bad Bunny con un empresario venezolano para alegar que el cantante estaba siendo financiado por el socialismo venezolano. El acto de ofrecer una gran cantidad de datos sobre esa corporación y su fundador a través de esta pieza propagandística, cuyo alegato ya no figura entre los cálculos del gobierno de Puerto Rico a la hora de organizar la Residencia de julio de 2025, demuestra cuan estúpida puede ser la clase gobernante. Serrano, Oscar J. (2022) “Company behind Bad Bunny grew from $2 million put up by former Venezuelan military man to $1 billion”. en Noticel. https://www.noticel.com/english/pop/tribunales/ahora/top-stories/20220801/company-behind-bad-bunny-grew-from-2-million-put-up-by-former-venezuelan-militaryman-to-1-billion/
En Puerto Rico, el jangueo se refiere al acto de irse de fiesta a una barra o discoteca; particularmente durante los fines de semana.